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domingo, 25 de abril de 2010

¿Neandertales entre nosotros?

Podría venir desde la genética la explicación de qué sucedió con los neandertales, que tanto debate genera en la paleoantropología. Según un estudio reciente presentado en la reunión anual de la American Association of Physical Anthropologists, los neandertales se habrían cruzado con nuestros antepasados sapiens, y podrían haber sido “absorbidos” genéticamente.

image En un análisis genético de unas 2000 personas de diversas partes del mundo, se han encontrado evidencias de que todavía hay algo de material genético neandertal, prueba de que se dio un intercambio genético en el pasado entre sapiens y neandertales.

Las reuniones de la American Association of Physical Anthropologists se caracterizan por la presentación de investigaciones en curso, que todavía no han presentado formalmente sus resultados en una publicación. Se presentan allí para el debate con la comunidad de antropólogos, arqueólogos y paleoantropólogos. Este año se ha realizado en Albuquerque, Nuevo México, Estados Unidos.

Según dice Jeffrey Long, antropólogo genetista de la Universidad de Nuevo México, y director del grupo que realizó el estudio, “esto significaría que los neandertales no desaparecieron por completo”. Habría un poco de neandertales en casi todos los humanos actuales.

El estudio se llevó a cabo en 1983 individuos de 99 poblaciones diferentes provenientes de África, Europa, Asia, Oceanía y América. Analizaron 614 posiciones microsatélite, que son secciones del genoma que pueden ser usadas al estilo de huellas dactilares. Luego crearon un árbol para explicar la variación genética observada en esos microsatélites. Y la mejor forma de explicar las variaciones que vieron es que al menos se dieron dos períodos de intercambio genético entre Homo sapiens y una especie arcaica como por ejemplo el Homo neanderthalensis.

Los investigadores utilizaron tanto la genética como la información que se tiene del registro fósil para localizar esos dos momentos de encuentro de poblaciones en los que se habría dado un intercambio genético. Según deducen, habría sido uno hace 60 mil años en el este del Mediterráneo, y otro 45 mil años atrás en el este de Asia.

Esos dos eventos habrían ocurrido luego de que los Homo sapiens comenzaron a salir de África, evento documentado por los fósiles y la genética hace unos 60 mil años. Esto se deduce también porque no se descubrió evidencia de otras poblaciones arcaicas en los genomas africanos.

Lo que indica que sólo se dieron intercambios en las poblaciones de fuera de África. El evento del Mediterráneo sería con los neandertales y el de Asia sería con los descendientes de Homo erectus asiático, o tal vez del Homínido X.

El equipo del famoso genetista Svante Pääbo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, encargados del proyecto Genoma Neandertal, han anunciado que para dentro de poco podrán anunciar que han terminado de secuenciar el genoma completo de un neandertal. Ya han mostrado el primer borrador, y faltaría que publiquen los resultados y un análisis completo de esos genes que han secuenciado.

También con este material en mano se podrán hacer muchos estudios, incluso una prueba completa de hipótesis como la de estos científicos de Nuevo México.

Por ahora todos los resultados del equipo del Genoma Neandertal, no mostraban evidencias de que hubiese existido un intercambio genético entre neandertales y sapiens. Pero la prueba definitiva vendrá una vez se tenga el genoma completo.

Fuente: Nature

El misterio del Homínido X


Más de cien años le llevó al mundo científico aceptar la existencia de otra especie humana cuando se dieron a conocer los neandertales en el siglo XIX. Algo parecido ocurrió cuando en 2004 se mostraba al mundo otra especie humana totalmente diferente a la nuestra, diminuta como uno de los hobbit de El Señor de los Anillos. Se trata del Homo floresiensis, al que los científicos le negaban su estatus de especie un año atrás.

Por eso Johannes Krause, y su equipo del Max Planck Institute de antropología evolutiva en Leipzig, tuvieron mucha cautela de no decir que lo que descubrieron en Siberia era una nueva especie humana. El asunto es que cuando se estudia la historia evolutiva de nuestro género humano, los paleoantropólogos tienen que comportarse cual detectives que desentrañan un misterio.

En el verano de 2008 arqueólogos rusos descubrieron fragmentos de huesos en la cueva Denisova, ubicada al sur de Siberia en la falda de las montañas Altai. Los restos tienen entre 48 y 30 mil años de antigüedad, si bien la cueva fue habitada de forma intermitente durante 125 mil años. Este yacimiento era conocido desde antes por haber aportado herramientas de piedra catalogadas como pertenecientes al tipo cultural Musteriense. Esta modalidad de tallar las piedras ha sido asociada por lo general con los neanderthales, primeros sospechosos. Pero menuda sorpresa se llevaron cuando uno de esos trozos de hueso, una falange de dedo meñique, fue analizado genéticamente.

PROYECTO GENOMA NEANDERTAL

Bajo la tutela del famoso genetista Svante Pääbo se viene llevando a cabo desde hace varios años lo que se ha llamado el Proyecto Genoma Neandertal. Como su nombre lo dice, la idea es llegar a secuenciar el genoma completo de esta especie humana que vivió hasta hace unos 35 mil años y está tan emparentada con nosotros.

Parte de este proyecto era el intento, de Krause y algunos colegas, de extraer una muestra de ADN de ese dedo meñique siberiano para determinar si esos supuestos neanderthales eran muy diferentes a los descubiertos en Europa y Medio Oriente. Pero lo que descubrieron fue algo totalmente distinto.

Lograron extraer ADN mitocondrial y, luego de analizarlo, lo compararon con 54 muestras de humanos actuales, con una de Homo sapiens de tiempos paleolíticos, con seis muestras neandertales y dos de otros primates: una de bonobo y otra de chimpancé.

Los resultados arrojaron un linaje genético totalmente desconocido hasta la fecha. No es neandertal, no es Homo sapiens y sin duda no es un mono. Es un miembro de nuestro género humano, un pariente del que no teníamos noticias hasta la fecha.

EL ADN NUESTRO DE CADA DÍA

Este linaje genético fue identificado analizando una muestra de ADN mitocondrial extraído del fósil. Es algo muy difícil de lograr, ya que se requiere de circunstancias excepcionales para que el ADN sobreviva en el fósil durante mucho tiempo.

El ADN se mantiene en los huesos de los seres vivos cuando mueren, pero con el paso del tiempo se va degradando, proceso que se acelera si los huesos están en zonas cálidas o de suelos ácidos.

Para analizar el genoma de un fósil se pueden extraer dos tipos de ADN, el mitocondrial y el nuclear. Para que se entienda la diferencia entre uno y otro baste decir que el ADNm tiene sólo 13 genes que se ocupan del transporte y el manejo de la energía que alimenta a nuestro cuerpo. El ADN nuclear es cientos de veces más grande que el mitocondrial y es el que tiene el código completo, que no se ocupa de una sola cosa, sino de todo el funcionamiento del cuerpo humano. Pero claro, el mitocondrial es más fácil de conseguir que el nuclear.

Ese trocito de dedo meñique tiene un ADNm que difiere mucho de los que se conocían hasta ahora. Para que se den una idea, si comparamos el ADNm de los neanderthales con el nuestro, encontraremos 202 diferencias. El fósil de Denisova, apodado Mujer X, tiene 385 diferencias con respecto a cualquiera de nosotros.

SIBERIA Y EL HOMÍNIDO X

El misterio real comienza cuando los paleoantropólogos se hacen a la idea de que hace 40 mil años existía en Siberia un homínido de un linaje genético desconocido. Apenas a 100 kilómetros de la cueva de la Mujer X se descubrieron huesos que, claramente, pertenecían a neanderthales, así que se sabe que estaban por allí para la misma época.

Los Homo sapiens se originaron en Africa hace unos 200 mil años. Salieron de ella por primera vez 100 mil años atrás, pero sólo colonizaron la zona de Medio Oriente. Hace unos 60 mil años ya fueron saliendo en una migración que los llevaría a todo el mundo, como ya vimos en una nota anterior de Futuro. Fue un período corto en el que convivieron varios linajes genéticos diferentes e Siberia.

Pero hablar de linaje genético no es lo mismo que hablar de especie. Hacen falta más datos para poder asegurar que se trata de una especie nueva, como por ejemplo conseguir extraer ADN nuclear de esos mismos fósiles, algo que ya están intentando los mismos científicos.

Otra forma sería conseguir fósiles más completos, que permitan comparar la forma de los huesos. Pero por ahora sólo se puede especular con los datos que se tienen a la mano, así es que los paleoantropólogos se convierten en detectives.

LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE

Hace 40 mil años en Africa estaban los Homo sapiens, en Europa los neandertales, en Medio Oriente estas dos especies. Ambas pertenecen al género Homo, humanos. Se sabe que en Indonesia, en el Sudeste Asiático, vivía para esa época el Homo floresiensis, el hobbit de la isla de Flores. Pero todavía no se sabe a ciencia cierta a quién podríamos encontrar si recorriéramos Asia con una máquina del tiempo.

El Homo erectus, una especie humana más antigua partió de Africa, su cuna, por primera vez hace 1,8 millón de años. Hay evidencias de que al menos vivió en Asia hasta hace unos 100 mil años y hay algunos científicos chinos que dicen que se los puede encontrar allí incluso hasta la llegada de los Homo sapiens a la región.

Así que el primer sospechoso para ser identificado como la Mujer X es el Homo erectus. Podría ser que este linaje genético desconocido pertenezca a los descendientes de esta especie, si bien no hay fósiles completos que puedan probarlo. El problema es que analizando las diferencias genéticas entre el ADNm de la Mujer X, los neandertales, y nosotros, se puede deducir que el linaje X se separó del árbol familiar humano hace 1 millón de años. Esto lo aleja de los Homo erectus asiáticos, que se habrían separado del árbol humano hace 1,9 millón de años.

Igualmente esta deducción se basa en una serie de supuestos que son bastante inciertos en genética. Para calcular esas fechas se cuentan las mutaciones en el ADN mitocondrial, que es pasado de madre a hijo únicamente.

Con este nuevo descubrimiento, por ejemplo, se ha modificado el tiempo en el que neandertales y Homo sapiens se separaron de su ancestro común. Por esta razón no es fiable, no es una datación absoluta.

Según nos contó Carles Lalueza Fox, experto en paleogenética del Instituto de Biología Evolutiva de España, “el hecho de que un linaje mitocondrial sea muy diferente de los linajes neandertales, no excluye que este individuo no pueda ser un neandertal. Podría ser que lo que llamamos normalmente H. heidelbergensis, y que normalmente está referido a restos europeos, tuviera también poblaciones coetáneas en Asia. Creo que dado el rango geográfico, estas poblaciones podrían estar estructuradas geográficamente, quizás en el oeste de Eurasia habrían dado lugar a los neandertales a través de sucesivos cuellos de botella demográficos (propiamente un evento de especiación) y en el este habrían quedado algunas de estas poblaciones hasta el límite del paleolítico superior”. El misterio del Homínido X sólo se resolverá con más datos que provengan tanto desde la genética como de la antropología.

«Los neandertales eran culturalmente muy similares a nosotros»


«La información que se derive del estudio de los fósiles del Sidrón va a sorprendernos más de una vez»


Director del grupo de paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Antonio Rosas se ocupa desde hace años del estudio de los fósiles neandertales de la cueva del Sidrón (Piloña), una colección de indudable importancia que está contribuyendo de manera especial al conocimiento de la especie y al proyecto internacional «Genoma neandertal». Especialista en la evolución del sistema craneofacial en homínidos, Rosas acaba de publicar «Los neandertales», un libro que recoge los últimos avances y aporta claves para el conocimiento de la especie que pobló Europa.

-La raza humana se originó en África; sin embargo, ése no parece ser el caso de los neandertales. ¿Son los primeros europeos?, ¿dónde aparecen?

-Los neandertales son una especie humana genuinamente europea. Sabemos con relativa certeza que su origen se encuentra en las poblaciones que habitaron Europa hace cerca de medio millón de años. Sin embargo, no podemos decir que sean los primeros europeos. Antes de que existieran los neandertales, en Europa vivieron poblaciones humanas de más de un millón de años.

-¿Se refiere al Homo antecessor de Atapuerca?

-Hay evidencias de su presencia en Atapuerca y cada vez más muestras de su industria lítica en otros yacimientos de la Península, ocupados hace más de 800.000 años.

-La especie se identifica por primera vez en 1856 en un valle bautizado «Neander» que significa hombre nuevo. Ahora acaba de ocurrir algo similar con el hallazgo de un nuevo linaje, conocido como «Mujer X».

-Ambos descubrimientos ponen de manifiesto la existencia de especies/linajes humanos distintos del nuestro. Desde ese punto de vista son similares. Sin embargo, las circunstancias que rodean ambos descubrimientos son bien distintas. Hoy estamos más acostumbrados al hallazgo de novedades en la evolución humana. Cuando apareció el neandertal, fue una auténtica revolución científica y social.

-¿Qué opinión le merece un reciente estudio que sitúa el origen del homo sapiens en un cambio climático que lo hizo evolucionar del neandertal?

-El Homo sapiens no evolucionó del neandertal. Hoy sabemos que ambas especies humanas compartieron un antepasado común a partir del cual evolucionaron de forma independiente. Por tanto, debemos descartar definitivamente la idea de que los neandertales fueron nuestros antepasados. Esta afirmación es muy importante para poder entender el papel que tiene la especie humana actual en la Naturaleza.

-En su libro analiza las posibles causas de la extinción de los neandertales. ¿De qué manera influyeron las bajas temperaturas que los empujaron hacia reductos del Sur?

-La influencia de las bajas temperaturas y crisis ecológicas asociadas sobre la extinción de los neandertales es un planteamiento muy nuevo que aún necesita mayor soporte empírico. Es cierto que la existencia de los reductos del Sur, y también algunos posibles reductos crípticos del Norte, nos informan de procesos que pueden tener relación con el clima, pero hoy por hoy carecemos de la información suficiente para descartar ninguna hipótesis.

-¿Ve más probable que su desaparición esté vinculada a la competencia por los recursos con los humanos modernos?

-Sin duda, la extinción es un tema complejo y de mucho interés teórico y práctico. Factores como la competencia ecológica con los cromañones llegados a Europa hace unos 40.000 años o el efecto de una fragmentación genética de las poblaciones neandertales pueden haber tenido una importante repercusión en la extinción de los neandertales. Posiblemente hayan sido muchos los factores que influyeron.

-¿Eran más parecidos a nosotros de lo que se pensaba?

-Desde el punto de vista anatómico, los neandertales eran bien distintos de nosotros, siempre en una escala relativa. Sin embargo, lo que se ha descubierto en los últimos años es que ellos eran culturalmente mucho más similares a nosotros de lo que preconizaba aquella imagen casi mítica de primitividad creada a principios del siglo XX y profundamente arraigada en nuestro inconsciente colectivo. Hoy vamos viendo una mayor similitud cultural entre ambas especies, sin olvidar nunca que comprender la particular naturaleza de los neandertales es un reto permanente en la investigación científica.

-Usted sostiene que no hay pruebas válidas de su supuesta inferioridad intelectual y que sus cualidades cognitivas son similares a las de los humanos modernos, aunque eso choca con las habituales prácticas caníbales de la especie.

-No hay contradicción alguna. El canibalismo es una práctica muy antigua de diferentes especies humanas, incluida la del Homo sapiens. Hay pruebas contundentes de la práctica de canibalismos en sociedades humanas relativamente recientes. El canibalismo es un tabú de la sociedad occidental cuya práctica puede provocar fuertes reacciones contrarias, pero en ningún caso denota inferioridad.

-¿De qué manera contribuyen los fósiles del Sidrón al esclarecimiento de la naturaleza de los neandertales?

-De muchas formas, y aún estamos casi al principio. La información genética que se está recuperado en el Sidrón esta entrando en los libros de texto (destino último de la investigación) a gran velocidad dada la calidad y originalidad de los datos. Igualmente, las condiciones particulares del yacimiento y la forma de plantear su estudio nos darán en muy breve plazo claves importantes sobre el comportamiento de los neandertales. A medio plazo, me atrevo a predecir que la información que se derive del estudio del genoma neandertal aportada por los fósiles asturianos nos va a sorprender en más de una ocasión.

-Recientemente se conoció que utilizaban ornamentación corporal, lo que se interpretó como una muestra de comportamiento moderno.

-Sin lugar a dudas. Es, probablemente, la prueba más solvente y de mayor capacidad de convicción. El sentido estético es uno de los atributos que el ser humano se ha arrogado para sí, a diferencia del resto de la Naturaleza. Demostrar que otros habían desarrollado este sentido estético es reconocerles una cualidad intrínsecamente humana.

-Valore el reciente hallazgo del que pudo ser el primer antepasado del género Homo.

-Es interesante para profundizar en uno de los aspectos menos conocidos de la evolución humana. Forma parte de un conjunto de especies que presentan una combinación de caracteres que hacen difícil identificar el antepasado directo del género Homo. Este viene a completar el cuadro y muestra que puede haber conexiones morfológicas entre australopitecos y Homo erectus.

domingo, 11 de abril de 2010

Australopithecus sediba

"Los especímenes de Malapa muestran que la transición evolutiva desde un hominino pequeño y quizás más adaptado a la vida arbórea (como el Australopithecus africanus) hacia otro de mayor tamaño, posiblemente un completo caminante (como el Homo erectus) ocurrió en mosaico."
Esto dicen los autores del trabajo*, publicado en Science, que puede leerse aquí y descargarse aquí.

Yo es que me temía lo peor. Pero parece que los fósiles del Australopithecus sediba son magníficos, que los científicos han publicado un excelente estudio, que sus hipótesis están bien fundamentadas con los abundantes datos que aportan de forma abundante y transparente, etc. Tenemos un fósil transicional muy interesante, que podría ser, según los autores

1) descendiente del Australopithecus africanus

2) el pariente más cercano del "género humano" (Homo) que se conoce por ahora.

Aunque posee una morfología general típica de los australopitecos, el Au. sediba también presenta una serie de rasgos nuevos y compartidos con los humanos en el cráneo (mandíbula grácil, dientes pequeños...) y en la cadera y las piernas (rasgos que lo convertirían en un bípedo más eficiente). Lo curioso es que parte de estos rasgos son comunes con el Homo erectus, pero no están presentes en otros humanos más primitivos (H. habilis / H. rudolfensis). Y es posible que esto tenga consecuencias en la reconstrucción del árbol evolutivo humano y en la clasificación de algunos de sus miembros. El Au. sediba vivió hace entre 1,95 y 1,78 millones de años en lo que hoy es Sudáfrica, y en esa época coexistía con el H. habilis y el H. erectus.

Para saber más podemos leer, por ejemplo, Mundo Neandertal, Laelaps y John Hawks

En cuanto al eslabonazo, ha sido de los gordos.
Definamos la palabra para los no habituales del blog. Eslabonazo: explosión de titulares sobre el "eslabón perdido" en los medios de comunicación. Como ya hemos dicho por aquí cientos de veces, el concepto de eslabón perdido no es científicamente válido y su repetición constante en la prensa alimenta el mito de que los científicos están buscando siempre un fósil crucial (y afirmando patéticamente que lo han encontrado). Lo cual perpetúa una serie de prejuicios y de ideas erróneas sobre la investigación paleontológica, sobre el significado de los fósiles, y sobre la teoría de la evolución.

No me voy a poner a chillar otra vez por culpa de este asunto, pero aquí va una pequeña muestra de la estupidemia de eslabonitis:

Encontrado el eslabón perdido entre el hombre y los simios (telegraph.co.uk)
Hallan los restos de un nuevo homínido que podría tratarse del 'eslabón perdido' (20 minutos)
¿Es la nueva especie el "eslabón perdido"? (Daily News)
¿Éste sí es el eslabón perdido? (BBC Mundo)
Científicos habrían hallado el eslabón perdido (24horas.com.pe)

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*Berger, L., de Ruiter, D., Churchill, S., Schmid, P., Carlson, K., Dirks, P., & Kibii, J. (2010). Australopithecus sediba: A New Species of Homo-Like Australopith from South Africa Science, 328 (5975), 195-204

La "mujer X" de Siberia: no necesariamente una nueva especie


¿Ha sido descubierta una nueva especie humana gracias al ADN de un hueso del dedo meñique? Es lo que aparece en casi todas las noticias. Nature News lo insinúa "Fossil finger points to new human species" y, por supuesto, muchos medios lo afirman de un modo tajante:

La "Mujer X": hallan restos de una nueva especie humana
(Público)
Hallan ADN de una nueva especie de homínido que vivió en Siberia hace 40.000 años (El Mundo)
Una especie humana desconocida vivió hace 40.000 años en Siberia (ABC)
Anuncian la identificación de una nueva especie de homínidos en Siberia (Gara)
Hallan una nueva especie humana en Siberia (Diario Digital Transexual)

(En otros medios el titular es más prudente y hay que decirlo: La Mujer X, un nuevo linaje humano (El País).

El ADN analizado es el mitocondrial (transmitido por las hembras, de ahí lo de "mujer X"). Y el caso es que este ADN, completamente secuenciado, no encaja con los ADNs mitocondriales conocidos de los Homo sapiens ni de los neandertales. Pero es que solo se conoce el ADN mitocondrial de los sapiens actuales, y de escasos individuos fósiles, tanto sapiens como neandertales. Los científicos calculan que hace menos de medio millón de años divergieron los linajes mitocondriales de sapiens y neandertales conocidos. El ADN mitocondrial hallado en Siberia habría divergido hace un millón de años. Pero no es lo mismo la divergencia de los genes que de las especies. En las poblaciones humanas actuales coexisten linajes genéticos recientes y otros mucho más antiguos, más aún que el origen de nuestra propia especie. En teoría, es perfectamente posible que ese niño "siberiano" de hace 40.000 años no perteneciera a una "especie desconocida" sino a un neandertal, un Homo heidelbergensis, un Homo erectus tardío o incluso un H. sapiens. Por supuesto, es posible también que pertenezca a una especie nueva para la ciencia. Es una posibilidad, no un hecho. ¿Cuál de las posibilidades es más probable? Pues ahí está el mesénquima del asunto.

Os remito al FAQ de John Hawks. Como dato curioso, en el trabajo científico original de Krause et al sobre el "hominino de Siberia", publicado en Nature*, no aparece la palabra "especie" por ninguna parte.
______________
*Krause J, Fu Q, Good JM, Viola B, Shunkov MV, Derevianko AP, Sääbo S. 2010. The complete mitochondrial DNA genome of an unknown hominin from southern Siberia. Nature (early online) doi:10.1038/nature08976 2010

Eslabonitis: síntomas leves y graves

¿Cómo utilizan los medios la expresión "eslabón perdido" durante un episodio de lo que hemos venido llamando eslabonitis o, más vulgarmente, eslabonazo? Éste es un esbozo preliminárido, no pretende ser un análisis profundo o complétido.
  • Hay medios que han abandonado totalmente el uso de esa expresión y emplean una terminología científica o divulgativa adecuada.

  • Hay medios que la introducen de forma crítica, explicando que no corresponde a un concepto científicamente válido en la actualidad.

  • Hay medios que emplean la expresión en forma negativa: "esta especie no era el eslabón perdido", pero de forma acrítica y sin rechazar la validez del concepto. Es decir, que ésta no, pero otra especie aún por descubrir sí podría ser el eslabón perdido.

  • Finalmente están los medios que emplean la expresión en forma interrogativa o afirmativa, sugiriendo tanto la validez del concepto como la posibilidad de que, por fin, se haya zanjado científicamente el asunto del eslabón.

Pero además podríamos hacer otra división quizá más interesante, según el significado probable que se le da a la expresión:

En ciertos medios se utiliza el concepto clásico de eslabón perdido:
  • Un fósil concreto que los científicos llevan mucho tiempo buscando
  • Intermedio entre el simio y el hombre
  • Científicamente muy importante, crucial
  • Que constituye la prueba definitiva, o una prueba muy necesaria, para la "teoría de la evolución".
En otros medios se utiliza un concepto nuevo, un eslabón perdido redefinido:
  • No hay un eslabón perdido, sino muchos, que se descubren constantemente
  • Puede ser intermedio entre simio y hombre, entre pez y anfibio, entre mamífero cuadrúpedo y ballena, etc.
  • Científicamente importantes, pero no cruciales.
  • Permiten completar conocimientos al "llenar huecos", pero no son necesarios como pruebas de la evolución.
Este concepto nuevo equivaldría a grandes rasgos al de "fósil transicional" (expresión técnica de uso habitual en paleontología evolutiva). El problema es que utilizar "eslabón perdido" de esta forma sigue evocando ideas erróneas (la cadena en lugar del árbol evolutivo), aparte de que rara vez se entiende bien (como pasa también con "fósil transicional"). Debido a la persistencia del concepto clásico, ambos significados se combinan y al final lo que el lector tiene en la cabeza es probablemente una mezcla confusa de ambos.